Las Grandes Ligas, sus dueños y sindicato, demuestran ser incapaces a la hora de salvar a un deporte que ha pasado a ser de importancia Nacional, a una pasión local; La MLB ya no pesa más que la MLS o la NHL, se ha perdido la pasión y el control

Por René Romano @reneromanosport @IAmRomano10

LOS ÁNGELES, EE.UU.— Charles Dickens dijo que cada fracaso debe enseñar al hombre algo que necesitaba aprender, sin embargo, esto es algo que aún no le cala a todos los que forman parte de las Grandes Ligas de Béisbol.

Les diré por qué. Sin rodeos y al grano. Al estilo Romano.

Porque se niegan en aprender de sus errores y horrores.

Se niegan a estar sanos y sobre todo, muestran un nulo interés por enmendar algo que está predestinado a la desgracia, como la Major League Baseball.

Y es que, desde cualquier ángulo que se le vea, nadie puede negar que, quedarse de brazos cruzados, no solamente es patético, sino además contraproducente desde un punto de vista didáctico que se fuerce a la gente a pensar en checo para poder llegar al chino.

En pocas palabras: tanto dueños de equipos como sindicato hablan diferentes idiomas, algo que se le asemeja más a una ‘Torre de Babel’ que a una negociación por intentar salvarle ‘el rostro’ a un deporte que ha pasado de ser el pasatiempo Nacional a ‘uno de mercado local’.

Y es paupérrima la situación cuando se considera que, la temporada acortada de la Major League Baseball se encuentra en manos de dos personas: Rob Manfred y Tony Clark, quienes siguen ‘jugando al foul ball’, comprando tiempo en un ir y venir donde se nota claramente la pésima voluntad de ambos en llegar a un acuerdo.

Y a cómo van las cosas, se juegue o no, se tiren le pelotita entre sí, culpando un lado al otro, esto ya rayó en lo ridículo por lo que insisto, hagan lo que hagan esto ya quedó manchado. Embarrado y teñido de mediocridad y la incapacidad de seres humanos en mediar y hacer el mínimo esfuerzo de darle a un pueblo golpeado una alegría veraniega y por ende, un clásico de otoño.

DE TALLA MUNDIAL

Esto, pase lo que pase, quedará junto a la huelga de 1972, cuando el principal punto de disputa era el fondo de pensiones; los jugadores querían aumentos de inflación, y los propietarios lo vieron como una oportunidad para romper el espíritu de un sindicato que recién comenzaba a comprender el potencial de una unión poderosa y verdaderamente unificada.

Se le unirá al bloqueo de 1973, cuando el concepto de arbitraje salarial fue de índole vomitivo. Los propietarios se dieron cuenta de la fuerza de la resolución de los jugadores la temporada anterior, y tomaron medidas para evitar perder concursos de temporada regular (y el dinero de esos juegos).

Quedará además, manchado como el cierre patronal de 1976, la otra huelga de 1980, y la de 1981, cuando los propietarios estaban preparados para cavar, y los jugadores no estaban remotamente listos para retroceder después de sus ganancias en los últimos años.

En ese entonces, recuerdo que, cuando no se pudo llegar a un acuerdo sobre la compensación de agentes libres (no dinero, sino lo que se dio a los equipos que perdieron agentes libres), los propietarios implementaron un plan que requería que cualquier equipo que firmara un agente libre renunciara a un jugador de la lista y una selección de draft a cambio.

La MLBPA se declaró en huelga después de los juegos el 11 de junio y los juegos no se reanudaron hasta 10 de agosto.


DIVISIONALES…

Por única vez en la historia de MLB, los equipos de playoffs fueron decididos por los campeones de división de la primera mitad y la segunda mitad. Y como en 1972, los equipos no jugaron un par de juegos. El resultado fue penoso.

Desorganizado y desganado como el de ahora.

Lo de este 2020 con y su coronavirus y desgaste —no obstante— quedará a la par de la huelga del 85, el bloqueo de 1990, y sobre todo, el daño hecho en 1994-95, cuando la temporada terminó un 11 de agosto y nunca se reinició. La primera vez en la historia del deporte estadounidense, que toda una postemporada fue cancelada debido a una disputa laboral.

De hecho, en aquella debacle, pata muchos, él no tener una Serie Mundial significaba que algunos fanáticos nunca regresarían al deporte. Pero lo hicieron. El béisbol retornó un 25 de abril de 1995, casi un mes después de que —supuestamente— comenzara la temporada regular. En lugar de 162 juegos, los equipos contaron con uno de 144 juegos.

Y sí, fue vergonzoso, penoso y ridículo. Pero no como el ‘fraude pelotero’ de este 2020.

En cierre, vea, se dice que, los errores son siempre perdonables, siempre y cuando, uno tenga el coraje de admitirlos.

Pero en este caso específico, no merecen ni consideración, por lo que nunca serán dignos de perdón. Hoy la MLB cae más bajo que nunca. En interés, poder y atracción. De hecho, ni vergüenza tienen de dar la cara ante la afición.

Cayeron tan bajo como para decir que ya tiene por encima a la MLS y la NHL, que nunca le darán pelea a la NBA o mucho menos a la NFL.

¿Lo más triste? A sabiendas que, el mayor error, es estar demasiado asustado de cometer uno… a estos ni ese mérito se les puede dar, por la simple y sencilla razón que ante los ojos del mundo, nunca lo intentaron de verdad.

En paz descanse, la MLB…

Los dejo. Hasta la próxima.

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