‘Mundialito de la Concacaf’ previsto a darnos un poco de lo mismo; México como principal candidato con Estados Unidos, Panamá y Costa Rica peleando por ‘darse su lugar’; En Copa Oro no debe haber, ni habrá sorpresa mayor

Por René Romano @reneromanosport @IamRomano10

LOS ÁNGELES, EE.UU.— Hay algunas que nunca cambian y la Copa Oro, de la Concacaf es una de ellas. Sí, como la mismísima Concacaf, que tampoco, nunca cambiará.

Les diré por qué. Sin rodeos y al grano. Al estilo Romano.

Porque aquí casi nunca se suelen dar sorpresas. Es más, ¿quiere saber quiénes serán los últimos cuatro a menos que los ‘colados’ o los caribeños hagan algo diferente?

Los mismos cuatro de siempre.


México con una mano en la cintura, Estados Unidos con un Gregg Berhalter a quien nunca le dieron haber dado esa chamba, mucho menos esa responsabilidad, pues es un tipo acostumbrado a manejar Hyundai y le dieron un Audi, los panameños y claro, los ticos, reyes absolutos de la UNCAF, aun sin Keylor Navas —que busca equipo y permanecerá en Europa— le guste a quien le guste y le incomode a quien le incomode mi predicción, muy apegada a la lógica.

Claro, no deja de ser el mundialito de la Concacaf y obvio, habrá jornadas lindas, pero en la grada, cuando se presenten en Los Ángeles, entre otros lados, equipos como México, El Salvador y Honduras que solo vienen de paseo.

FIESTA SIN CHAPINES

Los únicos que faltan para que esto sea una verdadera fiesta insisto, en la grada —pues el nivel de fútbol será pobre y raquítico— es el equipo de Guatemala, que todos sabemos no viene por el simple hecho que aparte de tener un pasado lleno de amaños y deshonestidades, a duras penas inicia a reincorporarse a escala Internacional tras un sinfín de sonrojos y pésimas presentaciones.

En cuanto a los grupos se refiere, el ‘A’ debe ser de México, que debuta en el Rose Bowl de Pasadena. Con una mano en la cintura se sacudirá a Canadá, Martinica y a Cuba.


El ‘B” será para los ‘ticos’ que no andan del todo bien —Guatemala les ganó recientemente— pero con lo mínimo, pasarán por encima de Haití, Nicaragua (que mucho ha cambiado) y la humilde e ilusa —futbolísticamente hablando—, Bermuda.

El ‘C” tiene que ser para Jamaica u Honduras, que dejarán en el camino a El Salvador, por muy emocionados que anden sus fanáticos por un ‘par de buenas salidas’ al rectángulo en amistosos y una Curazao que solo viene de ‘shopping’ a Estados Unidos.

El ‘D’ es donde realmente se pelearán cosas ‘importantes’, cuando los locales de Gregg Berhalter, que insisto, jamás debió haber recibido las llaves de este Audi, cuando solo ha manejado Hyundai, se mida ante los panameños en una ‘revanchita’ de copas pasadas, mientras Trinidad busca dar un golpe sorpresivo, a la vez que, Guyana le sube el diferencial de gol a todos y seguramente clasifique a alguien —quizás hasta injustamente— gracias a las palizas que recibirá.


LOS CAMBIOS

Para esta nueva edición de Copa Oro, que, dicho sea de paso, será la edición más grande en la historia del ‘mundialito de la Concacaf’, habrá muchos cambios.

Iniciando con el hecho que habrá más países participantes, más países anfitriones (tres, incluidos partidos por primera vez en Costa Rica y Jamaica), y más estadios (17 de los 14 en 2017, ocho de los cuales están en disputa por convertirse en sede de la Copa Mundial de la FIFA 2026).

La 15ª edición del campeonato continental comenzará en el Rose Bowl en Pasadena y luego se mudará al Estadio Nacional de Costa Rica, marcando la primera vez que el torneo se juega en Centroamérica.

Por si eso fuera poco, Honduras, viajará a Kingston, Jamaica, para enfrentarse a los Reggae Boyz, marcando la primera vez que el torneo se juega en el Caribe. Esto mientras los Estados Unidos, de Gregg Berhalter, comenzarán su defensa del título en el Allianz Field de Minnesota, donde juega el nuevo equipo expansión de la MLS.

Tras la fase de grupos, en la ronda de eliminatoria directa, el estadio NRG de Houston y el Lincoln Financial Field de Filadelfia albergarán dos partidos de cuartos de final cada uno, mientras los equipos ganadores pasarán al Estadio State Farm en Phoenix y al Estadio Nissan en Nashville para las semifinales.

¿La gran final? Esa se jugará en el icónico Soldier Field de Chicago. Un estadio no apto para una final, pus sigue urgido de una seria renovación.


LAS NÓMINAS

Entre otros cambios, de acuerdo con el Reglamento del torneo, las listas presentadas servirán de base para las posteriores, de 23 jugadores para cada equipo. Las nóminas finales de 23 jugadores serán anunciadas por Concacaf la primera semana de junio.

Después del anuncio oficial, solo se permitirán cambios relacionados con lesiones, hasta 24 horas antes del primer partido de cada equipo. Cualquier reemplazo deberá venir de la lista preliminar de 40 jugadores.

Una mezcla de estrellas emergentes, incluyendo a Christian Pulisic (Chelsea FC/Estados Unidos), Hirving Lozano (PSV Eindhoven/México) y Alberth Elis (Houston Dynamo/Honduras), que junto a jugadores experimentados como Raúl Jiménez (Wolverhampton FC/México) y Michael Bradley (Toronto FC/Estados Unidos) encabezan las listas de los jugadores registrados por parte de las 16 selecciones participantes.


En cierre, no es por desmeritar la Copa Oro, que más parece de cobre, que promete imponer su lógica —sí o sí— cuando lleguen a semifinales y a la final, los mismos de siempre, a menos que se meta un indeseado colado, que le arruine la fiesta —económica— a la débil, pero ambiciosa Concacaf.

En cierre, nunca olvide que, es muy difícil hacerse a la idea de que las cosas son diferentes cuando en realidad todo sigue igual. Esa es la Copa de Cobre, perdón, de Oro, de la Concacaf.

Los dejo. Hasta la próxima.

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