L.A. Galaxy y LAFC movieron fichas y apostaron concienzuda y sigilosamente previo a la actual temporada, pero hoy, son los de ‘Carson’ los que han mostrado mejores cartas que los del ‘Sur Centro’; La apuesta revitalizadora de Vanney y la jugada demagoga de los de Bradley

Por René Romano @reneromanosport @IamRomano10

LOS ÁNGELES, EE.UU.— Bien dicho está que el ser humano está más propenso a responder a la crisis que a sus sueños y visión.

Algo que, hoy define a perfección —la situación actual — de ambas franquicias Angelinas dentro de la Major Legue Soccer.

Ya sea para bien, o mal.

Les diré por qué. Sin rodeos y al grano. Al estilo Romano.

Porque en crisis es cuando se evidencia que el bien es lento porque va cuesta arriba. Y que el mal es sumamente rápido porque va cuesta abajo.

Algo que, en las últimas tres temporadas le ha ayudado a Los Ángeles Galaxy a crecer, y al LAFC a naufragar, colapsar y decepcionar.

Al L.A. Galaxy, la crisis de las últimas tres temporadas se le reveló en forma de derrota, humillación y fracaso, mientras al LAFC, se le manifestó en forma de esperanza, egocentrismo y por último, soberbia —todo en ese mismo orden— para luego convertírsele en presión, frustración y desilusión.

Ante sus respectivos retos, el L.A. Galaxy decidió limpiar filas con una nueva ideología, un nuevo ‘coach’ y un nuevo amanecer. Lo hizo con paciencia, esmero y cautela no sin antes mover fichas concienzuda y sigilosamente.

El LAFC a cambio, lo hizo de forma demagoga, ‘queda bien’, y de la mano de ‘mercaderes’ (literalmente) que hoy nos deja más claro que nunca que, cuando se apuesta, la casa no suele golpear al jugador, solo le da la oportunidad de golpearse a sí mismo.

Algo que de una u otra forma los tiene hoy a ambos, como lo reza el titular de esta columna, ‘para bien, o mal’. Tras sendos juegos de azar.

POR ENCIMA

Y es que, sin duda de equivocarme, el L.A. Galaxy es el que mejor ha reaccionado ante su propia crisis.

Sí, así merito, sin Final de Concachampions y sin Playoffs. Es el que mejor ha asimilado su crisis, y a ciencia cierta, el único de los dos que la ha logrado comprender de una vez por todas —aunque con más experiencia— que, la única manera de vencer al casino o a la casa, es comprándolos, porque efectivamente, hacer del juego un negocio no puede nunca compararse nunca con el negocio del juego.

¿Me explico?

Aparte de darle una cátedra de cómo se maneja un ‘tope salarial’ y como se balancea una chequera, el L.A. Galaxy le demostró al LAFC con la llegada de Greg Vanney y refuerzos, que estaban mucho más que dispuestos a corregir todos sus errores, volver a sus raíces y hacer hasta lo imposible por devolver al equipo más ganador de la Liga a su merecido pedestal, y obviamente, nunca conformarse con vender camisetas, hacer ruido y traficar humo, no siempre ‘del bueno.’


POLOS OPUESTOS

Algo que, hay que admitir, hizo el LAFC y contrario al L.A. Galaxy— con todo y su poca experiencia, pero supuestamente respaldado por grandes mercaderes— le apostó todo a una hinchada, su imagen antes los medios y trabajó para las repisas de su ‘online store’ más que por y para su propio equipo, conformándose así, por un juego demagogo, ‘queda bien’ y falto de ideas, que hoy los tiene jugando a lo mismo, solo que en lugares de constreñimiento y/o compulsión.

Y bajo una enorme frustración, pues continúan sin tener a Carlos Vela de lleno, si es que algún día fue el caso, pues parece siempre estar lesionado, y bajo la lupa de los medios, que seguimos intentando adivinar a que juega Bob el Constructor, ¿para construir o destruir?

Y es que el LAFC no tiene idea con o sin Carlos Vela en el terreno de juego. Y lejos de ser agresivo, se ha vuelto timorato. Algo que no se practica del otro lado del ‘110’, donde el equipo de Greg Vanney practica un fútbol sencillo y elemental, que si bien es cierto, sigue dependiendo de lo que tienen; un poacher y gran medio campo, es mucho más sólido, dinámico, estable y certero, de lo que intentan conformar y propagar los de las calles Figueroa y la Martin Luther King.

Eso dicho, la falta de cohesión no solo los agobia en la cancha, en su camerino y entre pasillos y las esquinas más ocultas dentro de los cubículos cercanos a donde negocia de todo un poco su gerencia, sino además en la grada. Lugar donde no están conectados, ni comparten ideas, gustos, decisiones o razones con los de arriba.

Un giro de 180 grados a comparación a como estaban las cosas en 2020 y previo a dicha temporada. Para ambos.

A ENMENDAR

¿La solución? Sencilla. Mientras el camino a su reivindicación y continuidad es una meta alcanzable y ya puesta en práctica por el L.A. Galaxy —y de muy buena forma, salvo algunos detalles— el reajuste y su compromiso con el fútbol y no la grada y el glamur es la meta inmediata del LAFC.

Algo justo y alcanzable para ambos, pero que depende de disciplina, orden y lo vuelvo a recalcar, compromiso y por lo menos para este servidor, de sabiduría y madurez.

Eso aunado a la falta de un verdadero líder dentro de la cancha, algo que ambos tienen en común. El L.A. Galaxy con un Chicharito que a lo Zlatan, habla de más y golpeado a sus compañeros durante los partidos, restándole así jerarquía al rol de Jonathan dos Santos y distrayendo a medio mundo, incluido el silbante central.

Algo que también hace de mala forma el LAFC al no entregarle ese gafete de capitán a quien realmente dirige a ese equipo dentro del rectángulo de juego; al colombiano Eduard Atuesta, ya que, si le tienes que decir a la gente (Carlos Vela) que lo es, entonces no lo es.

En cierre, no le veo pinta de campeón a ninguno de los dos. Juicio que puede ser prematuro, pues ambos son proyectos en proceso. Pero si suficientemente justo, claro, si tomamos en cuenta que ambos ya jugaron media docena de partidos.

Y al final de cuentas, si me equivoco, lo peor que me puede suceder es que no haya acertado y que acepte haberme equivocado. No obstante para ellos, lo peor sería que yo tuviese toda la razón en todo lo antes dicho.

Haya sido para bien, o mal.

Los dejo. Hasta la próxima.

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